lunes, 22 de noviembre de 2010

La última estación, los últimos días de Tolstoi



No importa si eres fan de la literatura rusa o no, cualquier película en la que la actuación menos destacada sea la del gran Paul Giamatti merece tu atención. Los últimos días de la vida del escritor León Tolstoi son el elegante e interesante contexto para traerte un banquete de extraordinarias interpretaciones. Basta con echar un vistazo a los nombres de sus protagonistas para comprender el considerable número de premios que ya ha conseguido: Helen Mirren, Christopher Plummer, James McAvoy y el mismo Giamatti. Profunda y conmovedora, con escenas cargadas de paisajes exquisitos, esta es una vez más la historia de la relevancia de los asistentes personales y su influencia sobre los grandes personajes.

El inolvidable James McAvoy avanza un paso más hacia la consagración temprana como el merecido heredero de Ewan McGregor en el trono de los más destacados actores británicos. Con pocas pero memorables actuaciones, el joven de 31 años nos recuerda en este filme a la interpretación que lo puso en el mapa de los grandes: Atonement (en español: Expiación, Deseo y Pecado). Esta vez no se trata de la antigua Inglaterra, sino de la antigua Rusia y es su personaje, Valentin Bulgakov, el que tiene el privilegio de convertirse en el secretario personal de León Tolstoi.

Gracias a la actuación impecable y magistral de Christopher Plummer, Tolstoi cobra vida en pantalla en una atmósfera bien recreada de la Rusia de 1910 (destaca el impresionante trabajo de vestuario) para debatirse entre su esposa, la condesa Sofia Tolstaya (encarnada por la fabulosa Helen Mirren) y su discípulo tolstoyanista favorito Vladimir Chertkov (Giamatti) con respecto al cambio en el testamento que otorga los derechos de su obra al pueblo ruso y no a su familia.

Ambos intentan influir en el novelista a través del inocente secretario Valentin, quien a su vez se cuestiona – en su caso, sobre sobre el celibato y el sexo – gracias a una bella discípula del movimiento, Masha, con quien a pesar de ser fiel seguidor del tolstoyanismo, vive un apasionado romance.

Sobre la lucha de todos por convencer a Tolstoi de cambiar o no su testamento, sobresale una Helen Mirren fuerte, pletórica e intensa; dueña de un personaje complejo y difícil como lo es la furiosa, enamorada, temperamental y fascinante condesa Tolstaya. Memorable.

Profunda, trascendental, con inesperados tintes de humor en una atmósfera trágica y naturalmente dramática (propia de los últimos días de cualquier gran hombre), “La Última Estación” resultará magnífica para cualquier amante del cine.


Fuente: http://cinescopia.com

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